L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Pott aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Pott tropikala (1980-ekaina) —Hurrengo artikulua




 

 

—Javier Agirre Gandarias. Poemas—

 

Poemas

 

Javier Agirre Gandarias

 

Hormigas

 

Montadas encima de los párpados, entre el rumor de la hierba

en sus olvidos gozosa, finas hormigas:

Inventariadme las tardes otra vez, las noches que colgaron

de los cerezos en pureza plena.

Tomad las cercas para siempre; esas delgadas que mantuvo la frente.

 

 

Caricia

 

No saber nada que sea ajeno:

 

mientras dura la repentina caricia

y, con los ojos cerrados, advertimos la excelsa mejilla

de otros cielos que sobreviven a éste

 

 

Segundo motivo

 

Es cierto. Entonces lloraréis el delgado dedo

amante de unos hijos, la sábana en las esquinas

del cuarto con algunas caricias olvidada, la frente

de honrados pensamientos y, quizás, su noble incompetencia.

Pero nunca, nunca, aquel alma incontenible del asesino

o sátiro sin redención en este mundo ni en ninguno,

humillado en el suelo azul de los jardines. Es cierto, oh altas

oh suave y bondadosa mentira de las lágrimas

hubiéramos podido decir tantas palabras bellas sobre un rostro.

 

 

Niño

 

Y vivirás, en los tronos de la tierra

hay sitio para todos. Cuida tú, buey, la llaga

perfecta de la noche. Y tú, vapor del borriquillo

en angulación del pesebre, dále el aliento

al que ha nacido de un vientre tan amargo.

Todo lo que ves es un Dios lleno de instrumentos

que conocen la justicia. Nunca vivirás al margen de los tronos

de la tierra, oh niño silenciado cada noche: Llora

y débele mucho respeto a ese contable altísimo

que nunco pudo amarte por error.

 

 

Begoña

 

Tardes más chiquitas, botones de lana azul en el abrigo

como pequeñas lunas tristes y redondas.

Dorado perfil de los montes, plazoleta de ausencias

del Carmelo en el corto calor de un mediodía: Misma

lluviosa altura de madre

por todas estas huertas extendida

 

 

Bilbao

 

Saben sus aguas de los cielos tirados en cartones

los puentes transitados de gaviotas. Del corazón

huraño y solo sabe, y los anchos corredores que hubo

los largos ventanales. Sabe que no ha de quedar

ninguna cosa que esté viva mientras va mirándose

por las piedras, las rotondas, y en sacos de arpillera embutidos

suben los muertos para estar al lado de los muertos.

 

 

Flores

 

Llegaron caída la noche

por las campas,

extendidas de perfil,

a compartir su amarilla corona

con el dedo de la zarza,

el breve pasmo

de su voz mimosa.

Ligera numeración silvestre

de un sueño caído,

bellos instantes que hoy rememoran

mientras tratan de hallar

alguna huella del perdido paraíso

atisbando con largas ojeras

y, en general, melancólica figura,

sobre las quebradas tapias de un jarrón

desde el que pueden ver cómo se aman

los dueños de las flores y la casa:

un ingeniero presuntuoso y una rubia

gordita que finge para él un edén de porcelana

 

 

Entonces

 

Si, entonces te llamarán desde la pensión que está

encima de las vías. Entonces es: cuando digan

las últimas luces su promesa sobre el puente

y unos de esos borrachones arrimen por allí

el hocico en desconfianza, observando cómo nada conmueve

la exquisita parsimonia de los árboles, la tarde verde

 

 

Muelle de Ibemi

 

Convertido en túmulo de Ihemi, te llevaron

frente y dedo brincando de ternura unos caballos...

 

La cabeza un tanto despendolada, pero firme en su recinto.

a las últimas nubes de la tarde y a la misma tarde, corrupta

y muy dulce se sometía.

 



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