Celosamente gordea
Jon U. Baltza
Gure herriak
oso gauza berezi bat
egin dezake
malabaristen erara:
behingoz independentaia lortu
baina euskara galdu.
(Orduan, kontsolatzeko,
Europako sudur haundienen
herria izango gara)
Josean Bueno
Ninchen un niño etorri senean la Nueva Era, eta todo asi sen a isan diferente. Yo no desaket acordarme, pero por pequeños retazos que guelditu dira, de periodicos eta cosas así (todos celosamente gordeac, de lo contrario no egongo ninchen aquí hablando), imaginachen dut cómo sen el mundo entonces, cómo jolasten guenuen, baina sobre todo cómo ichegiten genuen. Isango nituen unos cuatro años cuando, según esan didate, inplantatu sen el Decreto de Lenguas No Oficiales, en el cual sheechen sen muy claramente en qué lengua minchatu bear guiñen todos, es decir, nai espaguenuen isan uno de aquellos desagertuak que asi siren a proliferar. Todos guenuen en la familia algun que otro tío edo prima que un buen día, eta sin jaquin cómo, uchi suen de asistir al trabajo, de joan con los amigos, de eranchun al teléfono: a partir de entonces, ya nadie más sequien de él.
Al comienzo mis padres eta los demás padres de su generación saiatu siren en conservar el idioma que ichegiten suten desde siempre, eta por las noches, a escondidas, archen buen cuidado de que nadie, ni siquiera los más allegados amigos, enterachea, nos sijoasen iracasten como aal suten su lengua, la que tanto maite suten. Pero todo isan sen inútil, todos los esfuerzos en vano, la represión de los Guardianes de la Pureza Idiomática sen tan fuerte que poco a poco joaten siren desagerchen todos, eta, con ellos, el lenguaje que cada vez esaguchen suen menos gente.
Algunos pocos lortu guenuen aprender algo, pequeños rudimentos, pero que no guenesaquen practicar con nadie, más que en unos inacabables monólogos interiores que eraman quintusqueten a la locura. Yo mismo exponichen nais excesivamente al idachi estas líneas, fruto de la nostalgia eta de mi ignorancia. Pero cada día necachen nau más al ecarri a la memoria los pocos retazos que icasi nituen. No daquit cuántos garen, cuántos más como yo egongo diren repartidos aquí eta allá en todo el país. Tal vez muchos edo tal vez nais el último superviviente de una vieja lengua que yo, viejo también saiachen nais en escribir.
Dena dago dekadentzian, dena doa hiltzera, nire bizitza eta mendi elurreztatuen atzetik sartzen ari den ekhi anaranjatua. Orain ez dut gehiago borrokatuko, orain neke bainago, eta geratzen zaidan gauza bakarra Guadalquivir ibai arro honetan heriotzaren bisita lasaia itxarotea da, harekin batera aka nadin, eta menturaz idioma viejoaren azken musikak nirekin.
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