L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Txistu y Tamboliñ aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Txistu y Tamboliñ... y vosotros los vascos, ¨qué quereis? (1990-azaroa) —Hurrengo artikulua




 

 

Cruzada intolerable

 

Iñaki Gabizondo

 

Hoy gran día de la reflexión y la tolerancia, hemos (no es que hayamos, más bien debemos) de olvidar todo lo que hasta AYER hubo.

        La razón, el equilibrio y el respeto son las palabras claves a utilizar HOY, aunque no hayamos aprendido a respetar a nuestras mujeres y nos quedemos a medio camino en la comprensión semántica de la palabra "reconversión".

        Quisiera que compartierais mi falta de credibilidad ante esa defensa a ultranza de la vida humana, contrapuesta al total desinterés por la gente que malvive. ¿A qué viene esa buena voluntad de la clase política para ayudar a los "pobres" (en el sentido más amplio) que en la vida diaria se trunca en repulsión?

        ¿Cómo es posible predicar la tolerancia donde la obsesión por castigares cada vez mayor? (Traducirlo en condenas —tiempo de reclusión, no mezclemos el término con la habitual y redituable bombona lacrimógena— puede aclararnos un poco este asunto). Oreste Scalzone afirma lúcidamente que "la cárcel realiza el famoso sucedáneo, tan buscado, de la pena de muerte: Se deja vivir, pero en un tiempo sin límite y en un lugar del que no se sale. La destrucción sustituye, día a día, a la ejecución".

 

Hoy, en ese gran día del que te vengo hablando, algo tan elemental como la salud es casi privativo (me remito a Carreras, aunque sea un caso tan desorbitado que pueda despistarnos; el resto tenemos derecho a un calvario seguro conocido).

        ¿Cómo es posible que todo el mundo ensalce el sentido común —ese sentido que a priori todos poseemos— y que el engranaje social, no funcione honestamente ni en las esferas más "respetables", creando tantos residuos y tantos otros policiales para subsanarlo?

        ¿Por qué esa reivindicación obsesiva de airear el pedigrí demócrata? ¿A qué vienen esas convocatorias multitudinarias que solo logran confirmar ante cualquier mente clara y "no-afiliada" el peso que los medios de comunicación (y no puramente informativos) ejercen sobre una sociedad presumiblemente madura?

 

Hoy, a quien se pide ser tolerante es al "avasallado común" o al detenido que tras un par de días de comisaría es soltado sin más ni más y esto, detener a la gente por si ha hecho algo, por si sabe algo, o sólo por intimidarle es intolerable e imperdonable. Pero no olvidemos en ningún momento que ellos son "los tolerantes" aunque no tengan por qué serlo con quien no lo son para con ellos (inexplicable, contradictorio, tendencioso...).

        Estamos hartos de ver cómo la imagen intelectual avala la labor de la policía y encubre acciones criminales; por todo ello y como seres humanos reivindicamos el derecho al diálogo de sordos, la animalidad y la mala hostia en el país de la cordura y la concordia.

        Puede que no tengamos la razón (no queremos ser tan rotundos como otros) pero ójala nunca olvidemos vomitar.

 



Literatur Aldizkarien Gordailua Susa argitaletxearen egitasmoa da.