L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Garziarena aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Garziarena Berria-5 (1998-apirila) —Hurrengo artikulua




 

 

Pescar internautas

 

Telegarziarena

 

Primero hay que tejer las redes digitales en forma de tela de araña, extendiéndolas por todo el planeta. Las redes se tienden en la atmósfera, desde una flota de satélites telepesqueros lanzada al efecto.

        Se abren puertas (Gates) y ventanas (Windows) a los navegantes que quieran intercomunicarse a través de la tela de araña mundial. Son puertas de cobre, silicio y fibra óptica, no de madera, metal ni cristal. Se lanzan cebos varios al ciberespacio: información, pornografía, prensa digital, negocios, trabajos, diversión. Los pececillos se irán acercando a la red.

        Se recoge la red. Hay peces grandes y peces chicos. Los clasificamos en función de su tamaño, de su avidez por comer información, de su afición a coletear por el ciberespacio. Ya tenemos definidos los segmentos de mercado por temas, gustos, edades, costumbres y niveles económicos. Parte de la pesca habida en el mar digital la vendemos en la telelonja. La demanda es buena, porque a muchos les gusta el pescado recién traído de la mar. Otra parte la congelamos en bases de datos y discos duros, a la espera de que crezca el consumo de estas especies cibernáuticas. Algunos pececillos los reutilizamos como cebo. Otros los devolvemos al océano electrónico, sin que ellos sepan que han sido pescados. Hay que estudiar cómo evolucionan las especies en el ciberespacio. A los peces gordos no los dejamos escapar: los llevamos al acuario. Sus peceras son las Intranets, en las cuales se sienten seguros.

        Algunos Estados tratan de evitar que pesquemos con volantas automáticas. Son Estados artesanales, que no saben por dónde va el mundo. Nosotros no exterminamos ninguna especie internáutica. Nuestro arte consiste en que, tras vender la pesca en el mercado, la devolvernos al ciberespacio, donde siguen los peces vivitos y coleando. La mayoría de ellos, ni siquiera se enteran de que han sido pescados, vendidos y de nuevo liberados. Cada vez hay más peces en torno a la red, pequeños y grandes, de todos los colores, de todas las especies. Creemos que hasta los Estados dejarán la tierra con sus constituciones, sus jurisdicciones y sus circunscripciones, y se atreverán a dar un salto evolutivo, mutando, adaptándose al ciberespacio sin fronteras. Algunos ya están armando sus propias flotas pesqueras, pretendiendo que el ciberespacio ha de ser público. Pero somos nosotros, los señores del aire, los que podemos crear riqueza y puestos de trabajo en el océano digital.

        Todos somos libres en el cibermar.

 



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