El Bierzo
Eduardo Gil Bera
(...) Una iglesia en lo alto, camino del cementerio. Está llena de alemanes, la guía les acaba de perorar y una intérprete toma el turno. Se ponen en fila para ir echando a la cajeta limosnera. Siguen saliendo en fila y van pasando a un chavisque de plástico de invernadero donde venden calabazas jacobeas y otros adminículos para turistas informados. Varios llevan el uniforme bávaro con su gorro, su plumita, sus zaragüelles y chaquetas bordadas. Nos entretienen un rato.
La guía es una chica de Orense, simpática y amable. Cuenta que los del Bierzo, unos se sienten gallegos, otros quieren ser independientes y otros lo que les manden. Durante un año, en el siglo XVIII, el Bierzo fue una provincia gallega.
Aquí hablan gallego algunos; pero es como nosotros, en Orense, que no es muy puro y tiene mucho del castellano...
Auténticos y bastardeados, seguros de ser depositarios y dudosos, reconocidos y sin reconocer, fueron pero no son, serán cuando les manden, serían pero no con esos, y, en fin, no somos nada. Donde quiera que se destilan esencias, pasan estas cosas.
Sobre la marcha, Pre-textos, 1996
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