Errores de vascólogos nuestros
Nicolás Ormaechea Orixe
Puesto que el mayor reproche que les hago es el de que escriben en español o en francés, y alguno me pudiera retorcer el argumento, sépase que todas estas ideas han sido públicamente emitidas en lengua vasca; pero van aquí expuestas en español, por si tuviesen más eficacia.
Ante todo me atribuyo el derecho de ser franco en el lenguaje, respaldadd por el ejemplo de dos vascólogos que escriben en un mismo número de la Revista Eusko-Jakintza (Vol. III, n° 1, Enero-Febrero de 1949). En su página 46 un extranjero, el Señor Bouda, lanza a Mgr. Saint Pierre el siguiente piropo: "se ve enseguida, que está falto de sentido y ciencia lingüística."En la página 94, Pierre Lafitte dice a Zaitegi al hablar de su traducción de Sófocles, que "más sencillo es leer el original griego que esa versión vasca."En la página 95 le aconseja, que "dejando la solución de la cuadratura del círculo, escriba directamente en vasco, al alcance de sus compatriotas."
Esto supuesto, voy a mi tesis enunciada.
El primer error es creer que nuestra lengua debe ser tratada como otras que ya han producido mucho, y están cansadas y gastadas de dar fruto. Bien está que se haga autopsia de una lengua muerta como el latín; pero la nuestra debe tratar ante todo de vivir y producir. Conveniente nos es un poco de Gramática para hablar y escribir decorosamente; pero nos están de sobra las agudezas lingüísticas que se pueden permitir otros pueblos.
El segundo error, agravado por el primero, es, que una vez que nos ocupamos de nuestro idioma, no escribamos siquiera en él, aunque sea de Gramática corriente, ya que no de Gramática superior, que tampoco nos debe estar vedado.
El tercer error, es, que formemos coro con los lingüistas extranjeros, y queramos imitarles en sus elucubraciones. No estamos preparados. Ellos nos darán hecho, y mejor hecho, lo que nosotros pretendemos hacer. No quiero decir tampoco, que todo lo que ellos afirman es palabra de Evangelio. Han dicho y seguirán diciendo cosas que nos hacen sonreir. Los extranjeros suscitarán cuestiones, las discutirán, y el tiempo irá cribando y separando lo malo de lo bueno de sus resultados.
El cuarto error es el de oponerse en absoluto a todo neologismo. Las lenguas más cultivadas los necesitan, y todos los días. A nosotros se nos prohibe avanzar nada en el cultivo de la nuestra, condenándonos a escribir exclusivamente cuentos, noticias, hechos corrientes y vulgares, sin dejarnos aspirar a cosas mayores, como han aspirado otros pueblos. Qué hubiera sido del pueblo latino, labriego y pastor, si no se le hubiera permitido escribir más que de agricultura popular? Suprimamos los interesantes y bellos tratados filosóficos de Cicerón. Si hoy viviera, sería notado como fanático innovador y neologista. Suele decirse que su abuela no le entendía. Con otros autores, tuvo que restablecer históricamente los casos declinativos, que en su tiempo estaban en desuso en el pueblo. Qué dirían hoy los vascólogos, de tamaña revolución? Ese loco intento tuvo su fortuna, si algo vale la literatura latina. No son académicos, convencionalismos y desvaríos, muchos de los cuales han subsistido y son alabados? No hay que hacer mohines de lo que pretenden hacer en su lengua algunos vascos de buena voluntad, queriendo habilitarla para expresar algo más que vulgaridades. Cuánto habría que suprimir en esas que llaman pomposamente "grandes literaturas"? Sin recorrer su historia, que sería apabullante contra nuestros antineologistas, ofrezco un solo ejemplo, bien reciente. Quién no recuerda a Federico Mistral? Pues bien: un abogado del Sur de Francia, que habla la lengua de Oc, no lejana de la tierra de Mistral, me asegura que él no entiende bien a Mistral, y que los labriegos de la Provenza nunca le han entendido. Este abogado conoce otros patueses y el español, y me fío de su testimonio. Resumiendo su juicio lingüístico acerca del autor de Mireio, me dijo textualmente, que Mistral era el Arana Goiri de la Provenza. Señores vascólogos, en todas partes cuecen habas. Por qué me pondrían delante de los ojos Mireio para que lo tradujese? Me hicieron concebir por Mistral una estimación que hoy no tengo. Cuando P. Lafitte juzgó mi traducción en Herria (Enero de 1931) y me puso por las nubes, no se quejó de los neologismos del poeta provenzal. Las cosas de los demás, las aceptamos fácilmente; las de los vascos, no.
Sería hoy la lengua alemana lo admirable que es, si no hubiera creado muchos neologismos? Ha tenido que rechazar otros muchos; pero los bien adquiridos, ahí quedan. Si en vasco nada se intenta, nada quedará. Otro error, dentro del campo de los neologismos, es el de creer que lo que en español o en francés es neologismo, también debe serlo en vasco. Por nuestra facultad de crear palabras de que los pueblos circundantes carecen, siempre que se relacionen por primera vez dos ideas, y que para expresarlas haya palabras, nuestro pueblo inculto forma un compuesto que es, sí, palabra nueva, pero no neologismo. Para hablar de un ejemplo bien conocido, la primera vez que el español empleó la palabra ferrocarril al labriego de Castilla tuvo que resultarle nueva y quizá extravagante. Le costó aprenderla, y aún la aprendió mal, cuando confundiendo la c con la f dijo cerrocarril. La he oído así pronunciada. En vasco, por el contrario, su versión burnibide no ha sido ni por un momento neologismo, aunque sí palabra nueva, de cuya novedad no cae, sin embargo, en la cuenta nuestro pueblo. Es su práctica de formar palabras nuevas sin saberlo. Háblese si se quiere contra algunos neologismos de escritores modernos, que no se ajustan a nuestro lenguaje popular, a nuestra Gramática auténtica. También hay muchos muy bien formados en estos cuarenta años. Pero querer oponerse a todo neologismo, como pretendió, segun mis informes, un Señor en el Congreso de Estudios Vascos de Biarritz, es medir a nuestra lengua por el mismo rasero que a las vecinas, y no concederla por otra parte, lo que a ellas se les concede. De ese escritor no rechazaremos ninguno, pero tampoco admitiremos ninguno, si continúa con la misma teoría. Por más que se pretenda denigrar a la primera Academia Vasca, ella formuló una ley bien sabia acerca de los neologismos. En el Informe presentado por los señores Campión y Broussain el 24 de Abril de 1920, se lee lo siguiente: "Lo que a todos (los dialectos) falta, suplirá el neologismo usado con tino y sabiduría de las casi inagotables fuentes de la composición y derivación, abiertas en nuestra Gramática por el genio propio del euskera."Con tino y sabiduría, y no desenfrenadamente.
Contra los vascos se hila siempre delgado. Por qué no contra los griegos y otros pueblos? La suficiencia humanística de nuestros días no alcanza a ver cosas tan elementales como la monstruosa formación de los vocablos filosofía, filología, filantropía, misantropía, filósofo, filólogo, filántropo, misántropo y otros muchos. Se dice bien germanofilia, anglofilia, francófilo, hispanófilo, porque el elemento inquisitivo debe ir delante del verbal. Luego, hay que poner delante sofos, logos, filos, ántropos, y decir sofofilia, sofófilo, logofilia, logófilo, antropofilia, antropófilo, antropomisia, antropómiso. En la composición gramatical griega valía la fórmula que nuestro gran Campión señaló para la vasca: los componentes de una palabra deben conservar el mismo puesto que en prosa asintética. Si los griegos, aun clásicos no observaron siempre (sí casi siempre) esa fórmula, es que ya en tiempo de Homero la sintaxis griega estaba corrompida con respecto a la sintaxis preliteraria, como lo demostramos en otra parte. Me dirán esas gentes de doble criterio, que no hay que desterrar esas palabras aun mal formadas, ya que han corrido tanto. Y por qué no habían de correr las bien formadas de la Academia Vasca y aun de Juventud Vasca? Estas no tienen más que un inconveniente puramente material: que no se repiten lo bastante a falta de escuelas y publicaciones. Sólo por esta razón conviene ser hoy neologista moderado. En días de mejor fortuna, nuestro pueblo aceptaría todos los que le hiciesen falta. Como todos los demás pueblos, y con tanto o más derecho. Gracias a la clave sintáctica de Azkue, desarrollada por Altube, hoy es imposible una mala formación lógica de ninguna palabra vasca, para el que sepa el abece de nuestra Gramática. Podrá ella faltar a la fonética; pero ésta la transformaría bien el pueblo, como lo hace siempre. Ciertos vascólogos dirigentes de nuestros días se dejan llevar del sentimiento de inferioridad. "Tal cosa, dicen, no se puede traducir al vasco"(popular, claro está). Debieran empezar por decir: "Tal cosa no se puede traducir al español o al francés popular."De los contrario peligran construir un silogismo de cuatro pies, como se dice vulgarmente. Pero, venga usted con silogismos y lógicas, hoy que el silogismo está sustituído por la charlatanería, salvo en las ciencias exactas matemáticas! Recientemente ha visto un folleto de la ONU impreso en español, ininteligible para el cien por ciento de españoles, salvo para los leguleyos. Su título es una verdadera atrocidad lingüística. "Declaración universal de los derechos del hombre."No, Señor, no es universal, sino de la ONU o de la Revolución francesa o de otros individuos o entidades; no de todos los individuos ni de todas las entidades mundiales. Pero eso de universal es palabra sonora. Eso no se puede traducir al vasco, porque las atrocidades no se pueden ni deben traducir a ningún idioma sensato. Pues bien: he visto una traducción vasca de ese programa que yo aprobaría, salvo, por el momento, media docena de neologismos que son, sin embargo, corrientes entre los patriotas vascos. Dudo, y más bien me inclino a creer, que ni en francés ni en español popular es dable una traducción tan popular. Se puede presentar una versión vasca que comprendan el cien por ciento de vascos; pero el tanto por ciento de franceses y de españoles que no lo entendieran en sus respectivas lenguas populares, creo que sería bastante elevado. Que ya hemos examinado a esos pueblos en Palencia y en las Landas! El vasco que tiene hoy sentimiento de inferioridad de su idioma es porque ignora sus posibilidades populares y científicas que son mucho mayores que las de las lenguas circunvecinas, como lo reconoció implícitamente el académico español García de Diego en su respuesta a Azkue, al decir que el euskera tiene una vitalidad germinativa dentro de sí de que carecen las lenguas que le rodean.
(Continuará.)
Bidarray, otoño de 1949.
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