L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

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—Leyendo GERNIKA—

 

Ciencia y practica de nuestro idioma

 

Nicolás Ormaechea

 

He recibido, por fin, en este "otro mundo" a mediados de noviembre, el número 16 de GERNIKA, pero no el anterior que me anunciaba su Director como número extraordinario. Va para dos años que no tengo noticias de Eusko-Jakintza a donde envié tre artículos desde Buenos Aires a principios de 1950. No he podido colaborar hace tiempo en GERNIKA por la necesidad de tomar un descanso extraordinario. Ni podré continuar colaborando normalmente sino de Pascuak a San Juan, para cumplir com mi título de colaborador.

        Y me pongo a leer. Sorpresas buenas y malas. En esta Revista, que no pretende ser especialista, sin excluir artículos científicos y técnicos, tienen su lugar plumas de meritorios que hacen sus primeras armas. Hay que mirarlas con benignidad, aunque a beces hagan llevar las manos a la cabeza. Y no sólo ellos, sino aun los profesionales, cuyos artículos sería irreverente rechazar. Cuatro firmas me van a ocupar.

        El señor Bouda, que trató tan desconsideradamente a Monseñor Saint Pierre en el modo, aunque en realidad tenía razón, recibe a su vez un correctivo serio, hecho con buen modo, del señor Gorostiaga. Nos han acostumbrado a ver en los lingüistas extranjeros unos "dioses mayores"—y ellos se dan aire de tales—, y nosotros no estamos preparados para esa ciencia, ni dispuestos a escribir ciertas ligerezas. Del grupo posterior a nosotros, el señor Gorostiaga está documentado y puede hablar de lingüística general.

        El señor Gavel nos da pie para consideraciones que se oponen a puntos de vista suyos. Creía yo, precisamente, que el bearnés "arrey" tenía dos influencias vascas: la de la a ante erre y la i, evolución de e, bien explicables dentro de casa. Ratón, razón arratone, arrazone, arratore, arrazore ( Hoy mismo en Huici), oe en Vizcaya, oi en Guipúzco. No ha hecho notar Gavel que la a de arrey, arram, etc existe en vasco pero no en las otras lenguas fronterizas del Bearne. A propósito. Dos cursos hice en Bétharran, y me pude entender que no hay tal Bétharran, sino que fue Betarán con r limpia y pura como la nuestra, como la pruncian los bearneses. Lo de bet arram, bello ramo, es una etimología popular enlazaa con la historia milagrosa, pero que no tiene seria probabolidad. Respeto como católico el culto a nuestra Señora aprobado allí por la Iglesia. Según una historia reciente del Santuario, cuyo titulo y autor no recuerdo, hubo antes en aquella localidad un Gotharran, Gotarán, que al instante hace sospechar etimología vasca de "el valle superior", como Betaran "el valle inferior". Con menos armas los romanistas etimologías. No negará el señor Gavel la toponimia vasca existente allí, en la llanura e Nay y en otros rincones del Bearne y de las Landas. No niego la influencia del bearnés sobre el vasco, pero Navarra influyó allí mucho más. Lo mismo se diga de la infuencia aragonesa de que Gavel habla. Antes del romance y del latín se habló vasco en el Alto Aragón, nombre este nasalizado que era Aragoa hasta mi niñez. Recuérdense aquellos versos de una de las carlistadas:

 

                Bizkaia t'Aragoa

                gero Castilla

 

                     ..................

 

                leku zirtzilla

                An bizi nai duena

                ito dedilla

 

        Siempre hemos de ser influídos y más influídos los vascos porque los romanistas así lo quieran. A que resulta todavía que el tanto por ciento menor de sangre O de bearneses,, aragoneses y riojanos fronterizos, la tomamos de ellos, sin que en sus límites al exterior hay nada de esa sangre.

        Pero vamos al tercer profesional, el que más ha asomado en nuestro grupo a la ciencia lingüística: el señor Altube. Por sus dos artículos de GERNIKA me veo hay más cerca que antes de sus opiniones; pero todavía voy a hacerle unos reparos amigables. Por el mal empleo que algunos autores han hecho del adjetivo isótono y porque se presta a confusión, creo que convendría apartarse de ellos, y llamar sílabas isótonas a aquellas que tienen igual tono o tonalidad, y equipesadas a las de igual peso fonético. Si se quiere "consistencia" que Altube usa también. Por una parte repite Altube, por activa y por pasiva, que todas nuestras sílabas en palabra suelta tienen equiconsistencia; por otra habla de acento impulsivo en la última, cosa que está en contradicción. El decir que la última sílaba de nuestras palabras tiene la misma consistencia que las otras está bien, sobre todo con respecto a las palabras llanas españolas, cuyo final no se deja oír tan bien; pero no el decir que tiene mayor consistencia que su sílaba contigua. En la lectura en voz alta había que advertir a los castellanos en los Colegios, que pronunciasen mejor las últimas sílabas; a los vascos, no. Unicamente nos reprochaban nuestro canturreo del español. Por otra parte, del francés hay que añadir que se acento de sílaba final es más fuerte, mucho más fuerte, y que los aparatos fonéticos lo han registrado, como también la sílaba aguda española, y no la nuestra. La trisílaba francesa tiene, sí, un aire aparente de la vasca, pero su diferencia es grandísima; porque en francés las dos primeras son isótonas (del mismo tono y carga); pero en las nuestras son diversítonas.

        Apenas cabe hablar del acento vasco en general, porque las diferencias de dialecto son notables. Aun en las generalidades a que Altube se refiere, los ejemplos que aduce no concuerdan, ni dentro de un mismo dialecto. Pero vamos entendiéndonos.

        Los que nosotros en nuestro dialecto no podemos admitir es que en las cuadrisílabas la tercera se traduzca al español uniformemente. Es para nosotros transcripción latino-romántica, sí, el recalcar Goieneche, Iriarte, Iriburu, porque esas sílabas subrayadas son barítonas o de tonalidad grave; pero no así Ezpeleta, Lezaeta, Irañeta, porque sus penúltimas sílabas son oxítonas o de tonalidad alta. Las tres sílabas últimas forman pie scandicus, término que usó Altube con acierto, es decir, en escala ascendente. Como el mismo Altube confiesa que el acento vasco de tonillo nos hace traducir fóneticamente al español con acento de carga, no sé cómo puede decir que nosotros tenemos ahí ponunciación latino-románica.

Me extraña lo del prurito en diferenciar el aspecto exótico del indígena de nuestros nombres que Altube atribuye a Sacerdotes y funcionarios públicos. Es tendencia completamente popular, de gente iletrada. En Bidarray preguntaron delante de mí a una señora en francés el apellido de su marido. No sabía español, sí algo de francés, y su traducción fónica espontánea fue Ibarrol(e). ¿Por qué? Porque forma pie escándidco, y el intervalo mayor de tono lo recibe la sílaba rro. Yo recalqué bien:

 

                        1        1        1        5

                        I-        ba-        -rro         -la.

 

        Y al pueblo aragonés ¿quién le ha enseñado su tono popular? ¿Los sacerdotes y funcionarios públicos? Esribo en Zaragoza de El Salvador, fundado indudablemente por aragoneses hace cuatro siglos. El acento vasco de segunda mano que ellos aportaron, continúa vigoroso al llamar a las personas:

                2        4

        ¡Mar-ta! oigo llamar constantemente y no Martá, y la lorita de casa lo repite exactamente:

 

                        2        4        5

                        ¡Car-        li-        tos!

 

        No es Carlítos ni Carlitós. Es el pie escándico vasco. Cuando

 

                        2        3        4

los aragoneses dicen: ar-bo-les, no dicen árboles ni arbóles. ¿O los aragoneses dicen: ar-bo-les, no dicen árboles ni arbóles. ¿O es que también la lengua vasca habrá tomado las mismas curvas melódicas de la aragonesa?

        Los trisílabos Echárri y Arnési no son isomelódicos; en el primero la sílaba media es barítona y en el segundo oxítona. En los cuadrisílabos Behorlegi y Esterenzubi, la penúltima es oxítona de pie escándic; en Iriberri, Lekunberri, que Altube agrupa con los dos primeros, es, por el contrario, barítona. En nuestro dialecto.

        Termino con Altube y paso a un escritor novel en lengua vasca: el P. franciscano Villasante Cortabitarte. Habla de la Madre Sorazu. Leí la gran obra de la monja a raíz de haberse publicado y me admiró su solidez de doctrina y su virtud extraordinaria. Me convenció más que la Venarable Agreda, la cual también llevaba sangre nuestra con un apellido Arana. Pero no me venga a decir el P. Nazario Pérez que era completamente iliterata, que no había leído autores, cuando se ve que ha leído a S. Juan de la Cruz, y quizás interpretándole mal en algún punto. El principe de los místicos le pondría algún reparo teológico a lo de "toque sustancial" de ciertos atributos. Si bien es verdad que los atributos divinos se identifican con la divina sustancia, el oír hablar a S. Juan de la Cruz de "toque sustancial" entre la sustancia de Dios y la sustancia del alma no choca como puede chocar a los exigentes el toque sustancial con los atributos. El P. Villasante dice que no hay influencia de anteriores autores místicos en ella. Si llego a tiempo, posiblemente haré un estudio amplio demostrando que sí.

        Pero en lo que toca a la redacción vasca, no voy a armar escándalo. El señor Krutwig tiene un discípulo y seguidor. Veremos si hace escuela. El tolle-tolle que le han levantado, más en privado que en público, según cartas que recibo, es verdaderamente épico. Digamos ante todo que de lo que no se hace, no queda. Que nos salven la lengua aunque sean los fascistas. ¡Pero, por Dios! Se puede escribir en euskera más aceptable con un poco más de esfuerzo. Y aun de mística. Esas transcripciones atroces que reunen tres consonantes no la aprobará seguramente Altube. Otros no aprobaremos frases como "valore positivua" y otras no más lindas. Pero ni los labortanos admitirán ese lenguaje, con lo triquiñuelistas que son. De uno me acuerdo que hará buena chacota de ellos, ya que no admite ni a León León.

        Y con esto doy fin a mis impresiones acerca del número 16 de GERNIKA.

 



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