La batalla naval
(octubre de 1899)
Konstantino Kavafis
Hemos sido destruidos en Salamina.
Cantábamos oá, oá, oá, oá, oá.
Nuestras eran Ecbatana, Susa,
Persépolis... y tantos otros bellos lugares.
¿Por qué hemos buscado en Salamina
las armas y el combate?
Ahora ya no volveremos a Ecbatana,
a nuestra casa en Persépolis, o en Susa.
Ahora ya no volveremos, no gozaremos como antes.
Otototoi, otototoi; ¿Por qué
esta batalla, para qué la necesitábamos?
Otototoi, otototoi; ¿Para, qué
meterse en esto, abandonarlo todo,
y combatir tan lejos miserablemente?
¿Por qué este destino? Apenas poseíamos las
ciudades de Ecbatana, Susa
y Persépolis, y armamos una flota
y vinimos a combatir a los griegos.
Oh verdaderamente; ya todo está dicho:
otototoi, otototoi, otototoi.
Es así; es lo único que queda por decir:
oá, oá, oá, oá, oá, oá.
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