Txistu y Tamboliñ... y hankaputa, la bizca y la teta prometida
apéndice a un poeta
C.L.G.
Aquel día me preguntaron qué entendía por poesía aquel poeta y no supe responder, llegó otro día y otro poeta y yo seguía igual, así tuvieron que pasar muchos días muchos poetas para que por fin un poeta exclamara: "desde el arco iris hasta el culo pianista de la vecina" (V. Huidobro). Entonces comprendí que yo también podía ser poeta y escribí desde el coño de su puta madre hasta más allá de la hostia pa'rriba, cientos y cientos de folios me abrieron las puertas de bares, burdeles y cuartelillos; pero yo harto de mí mismo me encerré en un balneario y ahí como verdadero poeta a la poesía respondí: MIERDA.
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