L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Txistu y Tamboliñ aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Txistu y Tamboliñ... y vosotros los vascos, ¨qué quereis? (1990-azaroa) —<txis0532>




 

 

Nothing like cagar

 

Efestivamente amigo, no pongas cara de bobo ni pienses que tan solo se trata de dar la nota; ¡Nada como el cagar!. Algunos oídos especialmente delicados preferirán "nada como el defecar", pero no nos engañemos, cagar será un verbo malsonante, pero defecar es sencillamente horroroso, es como si al pronunciarlo aparecieran ante tus ojos y narices todas y cada una de las funciones intestinales relativas a esa honrosa función, patrimonio de la humanidad, igualador de razas y linajes.

        En esta sociedad en la que el sexo se mitifica como el sumun del placer, en la que la vestimenta y el diseño de la taza del WC marcan estilo y personalidad, en la que drogas y alcohol se utilizan como vías hacia la felicidad, nadie, repito, na-di-e se acuerda de este placer histórico, popular y absolutamente solidario.

        Este desprecio injusto y generalizado ante este arte finisecular, hace que sean muchos los que lo practican como si de un acto vergonzoso y execrable se tratara. Los hay incluso capaces de evacuar un filo de excremencia en cinco segundos y salir corriendo despavorido, gente ingnorante que sería capaz de abolir por decreto el segundo placer más antiguo de la humanidad (el primero sería comer, supongo).

        En un intento de reivindicar tan sublime acto, la CBS (Cagar bien es sano) te invita a seguir algunos consejos prácticos para dar sentido a tu vida mediante el goze del esfínter:

        1 °: Rechaza wateres al ras del suelo, instalados por taberneros buitres que pretenden aprovechar el terreno al máximo a base de hacer cagar a su sufrida clientela apoyada en meadas y despatarrada por el suelo. ¡Boikot activo! a estos sin vergüenzas. No se reprimen de atracarte por un pincho de tortilla y una caña y luego te ofrecen el museo de los horrores para sufrir cagando, son los mayores enemigos de nuestro club y de todo buen hacedor de vientre.

        2°: Una buena comida, prepara una buena cagada. Es imprescindible ingerir alimentos sanos, abundantes y sobre todo bien masticados y digeridos. Una buena comilona mal masticada suele conducir a otro tipo de actividad más efímera y socialmente peor vista: El pedo. Es también imprescindible un absoluto reposo post-comida. Si comes axfisiao y te largas a toda leche, cagarás a poquitos, sin solidez ni gracia ni ná.

        3°: ¡Concentrate en lo que haces!. Leer mientras se caga es como comer mientras se fornica (con perdón). Ni Mortadelo ni Cervantes merecen ser compartidos por una deliciosa cagada.

        4°: Hazlo con tiempo reservado de antemano, recuerda: cagar es convertir una necesidad en placer.

        Apuntados estos consejos prácticos, llega el momento mágico. Penetras en la estancia, limpia, bienoliente, y agradable. Te cierras con pestillo —la intimidad es imprescindible—, reposas tus gluteos sobre un limpio y cálido plástico (mejor que porcelana, el frío lo estropea todo).

        Inmediatamente empiezas a notar la fábrica de tu estómago ansiosa por soltar lastre, pones en acción los músculos adecuados y comienza el milagro: lo que hasta entonces es un sucio y maloliente agujerito, se convierte en puerta del placer. Desfila el primero: largo, grueso, turgente, humeante. Sin prisas pero sin pausas hasta componer una preciosa y alargada escultura. Después puede llegar el segundo y también al tercero —reservado a los muy enganchados—. Finalizada la orgía de los sentidos, puedes respirar hondo e incluso fumarte un cigarrillo. Mientras contemplas tu obra —también imprescindible— concluirás con nosotros: ¡Nothing like the kagar!.

 

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