Estrella muerta

Ricardo Garziarena

Freud, el maestro, estando cercano el tiempo de su muerte, escribió un libro de despedida para iniciados que llamó «Esquemas de psicoanálisis». En su última frase, redactada poco antes de la que habría de ser la última operación para extirparle el cáncer de mandíbula que le atacaba desde hacía catorce años, dejó escrito: «En el establecimiento del super-yo vemos, en cierta manera, un ejemplo de cómo el presente se convierte en el pasado...», puntos suspensivos incluidos. Eliminando antecedentes, atenuantes y cierta forma retórica, se dibuja una frase más propia de quien no quiere afrontar mudo a la muerte: «vivimos en el pasado».

        El tema me lleva a otro lugar, si bien hay un tercero que surge asociado y que, aun apartándose de la lógica del escrito, no quiero reprimir. Dice Cortázar en «El perseguidor», en boca del protagonista, el saxofonista Charlie Parker: «eso ya lo toqué mañana». Luego estrella el saxo en el suelo.

        El otro lugar —segundo, y que ahora digo— es el de las estrellas, la inquietante percepción de que esa estrella que vemos brillar tal vez esté muerta desde hace tanto tiempo. Si al menos supiéramos de la muerte de la estrella que nos guía...