L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Gernika aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Gernika. 22. zkia (1953-urtarrila/martxoa) —Hurrengo artikulua




 

 

Cultismos, pedanteria, barbarie

 

Orixe

 

La lectura de un árticulo del franciscano P. Omaecheverría publicado en " Cantabria franciscana" (Año IX, n. 9, 1951.) me ha suscitado o hecho resucitar ciertas ideas que conviene exponer y repetir claras para que se enteren nuestros desdichados "orientadores" de última hora. Y ¡qué algarabía nos están armando con el lenguaje culto!

        Hay términos cultos, y vamos a darles una sencilla clase, que son 1) necesarios, 2) convenientes, 3) pedantes, 4) bárbaros. Son necesarios aquellos que no se pueden obtener dentro de la propia lengua por faltarle a ésta recursos ya de raices ya de palabras compuestas, cuando el cocepto o invento ha nacido en otra lengua por faltarle a esta recursos, ya de raices, ya de palabras compuestas cuando el concepto o invento ha nacido en otra lengua. Tal sucede en los romances siempre cuando hay necesidad de componer vocablos con raíces propias, porque su lengua no se presta a la composición gramatical. De todos estos casos esta libre la lengua vasca, y esto es lo que callan nuestros sabihondos. El criterio de Campión será etern, mientras tengamos raíces en casa. Cuando no las tengamos, podemos articularlas en nuestra Gramática, manejándolas con flexibilidad, a diferencia de los romances en que esas palabras tomadas en bloque se detienen fosilizadas, y muchas no salen nunca de su calidad de neologismos, porque hay que irlos descifrando a los alumnos en clase de generación en generación.

        Convenido que en vasco tenemos cuando no hay más remedio, raíces extranjeras, cuyo porcentaje es inferior a lo que se supone. Pero, alto ahí!

        A veces el neologismo será conveniente, por ejemplo en medicina, para que no se alarme el paciente si le dicen clara su enfermedad, o aun para que el médico se autorice ante algunas personas. Pero en medicina hay muchas palabras pedantes, bárbaras y mal formadas. Los clásicos de la antigüedad hubieran rechazado palabras como otorinolaringia, que los gramáticos griegos modernos tampoco admiten en su sistema de composición.

        Hay términos cultos pedantes que se puedieran haber expresado bien en la propia lengua vulgar, y los ha inventado y los mantiene el afán de hacerse el sabido. No ya en literatura, cosa abominable, sino aun en cierta clase de ciencias. En Gramática o en Metafísica no les es fácil a los romances prescindir de la mayoría de los térmios; pero al vasco sí, como queda ya demostrado al hablar de esas dos materias puramente especulativas en lenguaje popular, con la inmensa ventaja, también en esto, de que esas ciencias se pueden extender a una proporción mucho mayor de masa popular. Pero en Astronomía, por ejemplo, ¿qué necesidad hay de llamar Aries a la constelación del Carnero, Taurus a la del Toro, Géminis a los Gemelos, Cáncer al Cangrejo, Leo al León, Virgo a la Soltera, Libra a la Balanza, Scorpio al Escorpión, Arcitenens o Sagittarius, Arqueo o Saetero, Caper o Capricornius a Cabribuerno, Amphora o Aquarium al Aguadero y Pisces (no Piscis) a la de los Peces? ¿No son mucho más populares los nombres que les puso en su Almanaque el purista número uno, Sabino Arana?

        Voy a contar un caso instructivo que me pasó en Francia. Una Señora distinguida e ilustrada, vecina mía de mesa, había llegado a descifrar todas las palabras del crucigrama del día menos una que constaba de seis letras. Desistiendo al fin —¡ya es decir!— de encontrarla, por más que había cavilado me dirige esta pregunta: "Caballero, sabría Ud. decirme que nombre tienen las estrellas que forman la constelación de la lluvia?" —Les Hyades, le respondí. —Pardón, me replica. Se lo escribí, encajó las letras, y "C'est exact; Merci, Monsieur". me dijo. Si a aquella señora le hubieran enseñado la astronomía en francés popular, ninguna dificultad hubiera tenido en decir Les pluvieuses, o un poco más pedante Les Pluvioses. Lo otro era para ella griego... griego sempiterno. El último campesino o marino de Grecia no hubiera hallado ninguna dificultad. Y eso es lo que pomposamente llama cultura? La pregunta de la dama francesa con su respuesta se expresa muy naturalmente, en el euskera de los labriegos. Y otras muchas cosas, muchísimas que en los romances no se pueden decir por falta de composición gramatical. Hay necesidad sí, de formar una palabra, pero como dentro del idioma hay raíces, no resulta neologismo. (¡A qué habrá que enseñar a nuestros prohombres lo que es neologismo!) Lo que en latín por derivación se dijo con-stella-tio, en vasco por composición se dice izar-mordo ¿Habrá un solo carbonero que no lo entienda a la primera? Nola deritza euria dakarren izar-mordo ari ? La respuesta es lo de la mujer del quesero qué será? Euriarena. Y si se quiere formar euri-izar, palabra nueva, pero no neologismo valdrá más que esa griega, que no dice más que "las de la lluvia". La nuestra dice "las estrellas de la lluvia", que también pueden decir en griego; pero no en español ni en francés. ¿Y a eso llaman cultura ? ¡Pedantes! Querrán decir konstelazionea, Huade'k ?

        Palabras nuevas que no son neologismos hemos usado a docenas y a centenas estos cincuenta años. ¡Qué culpa tenemos de que otros hayan usado neologismos duros? Eso no lo toman en cuenta nuestros orientadores, siquiera para aprobar nuestros esfuerzos. Más fácil es motejarnos de jebos e incultos, a todos por igual.

        Aun en español ha habido conatos de resistencia a esa pedantería, aunque no logran vencerla. Bien advierte Menéndez y Pelayo que el castellano retrocedió en popularidad y belleza en las Matemáticas. Para no hablar de minuendo y sustraendo que serán neologismos brutales en todas las generaciones —algo más popularmente decía una Aritmética elemental nuestra que se explicó en San Sebastián y no se llegó a publicar— tomemos la palabra multiplicar que ha entrado aun en literatura. ¿No estaba mejor el anterior popular amuchignar, de mucho ?

        Ni el mismo español ha agotado dentro de sí todas las posibilidades de su habla, de modo que poco o mucho, se puedieran suavizar bastantes cultismos. Si no vocablos como pluscuamperfecto, gerundio, supino, bastantes se pudieran popularizar. Y cuanto más debemos ensayarnos los vascos en explotar primero las posibilidades de nuestra lengua, sobre todo ante tan malos ejemplos de Francia y España! ¿No han pensado en esto nuestros desdichados desorientadores?

        Algunos comienzan a lanzarse locamente, sin distinguir ciencias ni literatura, sin quemarse las cejas en formar palabras conforme a nuestra gramática. ¡No haya cuidado! No prosperarán. Aun dentro del Imperio tienen contradictores que nos escriben cartas, y ahí está el P. Oma con su artículo, que más bien sigue nuestro criterio. ¿ Por qué nuestro pueblo se resiste a esa pedantería y a esa... barbarie? —Porque no admite separación de clases sociales en su lenguaje, creando uno popular y otro culto, en cuanto esto se pueda, que sí se puede mucho en vasco. Nuestra literatura querrá permanecer popular, democrática, si se quiere, sin cultismos innecesarios ni pedantes.

        El P. Oma está con nosotros en lo fundamental y en algo más. No admite que sea "infima y vulgar" la literatura vasca. "No sólo las obras de Lizardi u Orixe —afirma— (gracias por la parte que me toca) sino aun Garoa y Kresala, por ejemplo, sólo en euskera se aprecian con los términos propios cargados de sugerencias y asociaciones de ideas que no pueden tener otros términos". Don Domingo Aguirre fué depurador, si no quiere llamársele purista. De los anteriores a él hay un salto superatlético. El otro Aguirre, Lizardi, no fué purista exagerado. Este dejó atrás a su homónimo en soltura, elegancia y fuerza de expresión. Extendió nuestra literatura vasca contemporánea no cuenta nada, afirmó resueltamente, que más ha avanzado ella en cincuenta años que la española en los dos siglos catorce y quince. Si mucha de ella perece, otra parte quedará que lo demuestre.

        En toda lengua hay cosas intraducibles a otra, y en la nuestra mucho más que en las romances. Cualquier obra literaria traducible del francés o español al vasco, no sería retraducible de la nuestra a esas lenguas por falta de recursos gramaticales de expresión genérica. Caso bien elocuente hallamos en nuestro Catecismo diocesano anterior al alzamiento. Siendo traducción del español será jamás intraducible a él o al francés. Una comisión de doce sacerdotes supo hacerlo más inteligible que el original y mucho más popular. Nuestros niños lo aprendían mucho antes que el Astete, plagado de cultismos españoles, y antes que los niños vascos no euskaldunes el español diocesano original. Testigos los catequistas que tenían catecismo bilingüe. Quizá volveremos en otro artículo sobre esto.

        ¡Adelante, depuradores! Sin incurrir en excesivos purismos, pero arrancando chispas a nuestro idioma que atesora tantas posibilidades.

        Dos afirmaciones me han chocado en el artículo del P. Oma La primera, que la palabra mintzatu es derivado reciente. Lleva unos cuatro siglos escrito, y su uso, no interrumpido, no es tan reducido. Hasta el alzamiento, por lo menos, aun en Guipúzcoa se usaba aljugar al naipe: mintza. La segunda: "si queremos que el vascuence sea lengua de cultura, tiene que serlo al arrimo del español o del francés y no del original latino o del griego". —Hablando en general, muchas más adaptaciones me ocurren a mí de las lenguas clásicas que de las romances. Pero hablando en particular, en la adaptación fonética de los vocablos prestados, el mismo Padre otorga tres páginas antes, que es más propio hacer v. g. en u las palabras de la segunda y cuarta declinación. Y son todos los terminados en o. Lo mismo da latín que español culto, ejemplo en instrucción en vez del popular istruzión, pero el castellano popular en su formación (al Norte de la Bureba) fué influído por la fonética vasca más sencilla, como lo confiesan varios lingüistas españoles.

        Felicito al P. Omaecheverría por su valentía en defendernos a los puristas moderados.



Literatur Aldizkarien Gordailua Susa argitaletxearen egitasmoa da.