L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Pott aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Pott tropikala (1980-ekaina) —Hurrengo artikulua




 

 

—Lan literario laburrak—

 

Kartasak del Roton Rabot

El Txilibrán, el espía y Paco (el gran poeta Pastú)

 

Electrobardo Autómata MOTTme

 

Queridos hermanos en el señor: En estas fechas de acentuado bilbainismo quizás venga bien que un pretendido investigador social se muestre indiscreto y dé a conocer los resultados de alguna de sus serias pesquisas en busca de la piedra filosofal. Mi búsqueda de nuestros ancestros, de sus hábitos más vulgares se han orientado preferentemente en la vía del alcohol. Así llegué a conocer —por el procedimiento del soplo— de un mejunge de ingredientes dudosos para el amigo y confidente que se consumía en grandes cantidades en los locales del Club de Fútbol Unión, organizador de las fiestas del barrio que iba desde la calle del Cristo hasta la de la Esperanza y la Sendeja. Mi conocimiento en estos momentos era muy corto, se reducía a un nombre, una palabra mágica, el Txilibrán. Por supuesto hasta la ortografía era desconocida, quizás hasta este momento nunca ha sido escrita. Después conseguí averiguar que se preparaban y se servían directamente de unos grandes recipientes parecidos a ensaladeras de cristal —poncheras—, con un cazo a una taza grande donde era consumido. Llegó a mis nidos también que no era una bebida, al menos en el sentido estricto de la palabra, porque también se comía. Esto no está nada claro, soy consciente, pero se bebía, y se comía con una cuchara. La parte comestible eran pedazos de frutas: peras, melocotones, manzanas, melón, sandía y cerezas. La parte bebediza tenía dos tipos de ingredientes, por un lado los líquidos de las frutas almibaradas —sobre todo melocotón, pero también pera— y por otro algún tipo de aguardiente. Con la perspicacia habitual me puse en contacto con el encargado de su adquisición. Me contó que tenía que ir a comprarlo a un barrio de Gordejuela llamado Urteaga —cuatro caseríos— al que había que subir por Sodupe. Vivía allí una familia gallega, era el proveedor. El origen del aguardiente —porque así lo llamaban— era Orense, allá por el Barco de Valdeorras.

        Dando un salto en el tiempo y por casualidad llegué a probar este mejunje con una comilona de Hermandad de la Cofradía del Cobaya (Teatro Cósmico). El Patriarca Tibergio aderezó una macedonia de frutas a base de los ingredientes ya descritos con unas botellas que contenían la mezcla. Encontré serias dificultades para vencer la resistencia del hermano cofrade. Era una fórmula familiar y pretendía que secreta. Ante sus reservas utilicé el procedimiento más rápido para lograr mis fines. Analizar la mezcla en mi paladar. Había una presencia evidente, un buen aguardiente gallego —de esos que hacen el collar de burbujas en el cuello de la botella al agitarla—, también había algún licor de naranja muy fuerte tipo Cointreau o Triple Seco y algo de canela. No puedo afirmar que hubiera más, cuando llegué a la canela olvidé definitivamente mis intenciones científicas.

        Sólo puedo añadir que era la bebida que Josetxu utilizaba para seguir veintiún horas tocando el bombo. Entonces ella me dijo, ella me dijo, me dijo: Me voy a la zona Plisen, acabo de ver al espía. Mi curiosidad y mis científicos instintos me llevaron a investigar también sobre ésto. Me intrigaba profundamente el asunto del espía. Pregunté y os lo cuento. La Historia es corta y confusa, tanto como ésto:

        Se le vió una vez entre el barullo de gente que entraba y salía de los Grandes Almacenes próximos a la plaza Circular, se despojó de su boina, la guardó en el bolsillo del pantalón, se quitó el kaiku, lo dió la vuelta, se puso la chaqueta gris que surgió, sacó de la boina y se puso un sobrero y fin. Pero conseguir que te cuenten una historia como ésta en un estado de preconciencia y txilibrán y comprenderla es algo complicado si a la vez se está andando entre una masa de hermanos bajo mínimos y con el piloto automático chocando, empujando, tropezando y con el mazo dando. Josetxu sólo aguantó veintiún horas tocando el bombo. Una pena. Prometía. Y ahora yo, aquí, en la zona Pilsen hablando del Txilibrán, del Espía y porque no, de los hábitos lascivos de todos los hermanos recogidos en este incisivo poema del gran poeta pastú Paco Taboada:

                Te ví comiendo manzanas

                namorao como un loco.

                Me subí a un árbol

                namorao como un loco.

                Y te tiré de las trenzas

                namorao como un loco.

                Entonces bajé del caballo

                y me fui al bar de Pancho.

 



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