L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Stultifera Navis aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

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El ovario colgando

 

Txema

 

X.— No vales nada.

        H.— ¿Qué?

        X.— No vales nada.

        H.— ¿Nada? ¿Por qué dices eso?

        X.— Eres despreciable, falso, aburrido..

        H.— Puede que lo sea para ti. Pero, ¿quién eres tú para juzgarme?

        X.— Yo no te juzgo. Te juzgan los hombres. Saben cómo eres.

        H.— Eso es imposible. No me conocen TODOS los hombres. Y a ti tampoco. Y tú, cómo puedes saber qué piensan. No los conoces a todos...

        X.— Pero sé cómo sienten, cómo sentimos, y ante nosotros eres improductivo, hipócrita, incluso nocivo.

        H.— Yo no quiero hacer daño a nadie. Yo no pido cuentas de lo que los demás hacen. ¿Por qué se meten conmigo? ¿Por qué me juzgan? ¿Acaso porque soy diferente? No hay razón y tú lo sabes.

        X.— Yo no lo sé. Te informo de lo que dicen, de lo que decimos de ti, y de lo que te puede ocurrir.

        H.— ¿A mí?

        X — Sí.

        H — ...

        X.— Esta es una sociedad en la que tienes que cumplir un papel.

        H.— Ya intento cumplirlo.

        X.— ¿Qué?

        E.— Trato de cambiar esta sociedad. Destruirla. Ese es mi papel.

        X.— ¿Tú?

        H.— Sí, ¿por qué no?

        X.— No puedes contra la sociedad. Están, estamos organizados. Tendría que luchar contra ti, tendría que matarte y eso supondría también mi muerte.

        E.— ¿Temes a la muerte?

        H.— La muerte es irremediable. No debes preocuparte por ella.

        X.— ¿Tú no la temes?

        H.— Sí, pero me atrae; hay veces que deseo conocerla, y hay veces que deseo luchar contra ella solamente por el orgullo de tener suficiente vida para cumplir mi papel.

        X.— ¿Qué papel?

        H.— Destruir la sociedad.

        X.— Es imposible.

        H.— "Sean realistas: pidan lo imposible"

        X.— ¿Qué?

        H.— "Queremos las estructuras al servicio del Hombre, y no el Hombre al servicio de las estructuras"

                "La pasión de la destrucción es una alegría creadora"

                "Un policía duerme en cada uno de nosotros; es necesario matarlo"

                "Proscribamos los aplausos. El espectáculo está en todas partes"

        X.— Oye...

        H.— "Todo el mundo quiere respirar; y muchos dicen: respiraremos más tarde. Y la mayor parte no mueren porque ya están muertos"

                "Prohibido prohibir. La libertad empieza por una prohibición"

                 "La obediencia comienza por la conciencia, y la conciencia por la desobediencia"

                "Desabrochen la imaginación tan a menudo como la bragueta" "Hay método en la locura"

                "Lo sagrado; ahí está el enemigo"

                "Yo jodo a la sociedad, pero ella bien que me lo devuelve" "Yo me propongo agitar e inquietar a las gentes. No vendo el pan, sino la levadura"

                "La voluntad general contra la voluntad del general"

        X.—. !Eh! !Pst!

        H.— "La insolencia es la nueva arma revolucionaria"

        X.— Nada.

        H.— "La poesía está en la calle"

                "El espíritu camina más que el coraz6n, pero no va tan lejos"

                "La sociedad es una flor carnívora"

        X.— Bueno.

        H.— "La selva precede al Hombre; el desierto le sigue"

                "La sociedad no tiene más placer que el de degradarlos todos"

                "Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre"

                "El Hampa somos nosotros"

        H.— "Cuanto más conozco a los hombres, más aprecio a los perros"

        X.— No, más no.

        H .— ...

        X.— ¿De dónde has sacado todo eso?

        H.— ¿Casi veinte años conmigo y aun no sabes lo que leo?

        X.— Pornografía subversiva.

                Mira estúpido. Por mucho que luches siempre tendrás limitaciones a tu libertad. Incluso yo soy el primero en ponértelas"

        H.— También quiero librarme de tu influencia.

        X.— ¿Estás tramando asesinarme?

        H.— No, yo no soy capaz de matar una mosca. Quiero olvidarte.

        X.— No podrás. Uno de mis deberes en esta sociedad es frenarte, controlarte,

        H.— Eres inhumano conmigo. Incluso contigo mismo. Te sometes a un sociedad que te exige, te explota y no te da nada a cambio.

        X.— Ya lo sé, pero es mi papel.

        H.— No vales nada.

        X.— ¿Nada? ¿Por qué dices eso?

        H.— Eres despreciable, falso, aburrido...

 

 

 

Txema.— En estos y otros monodiálogos interiores me distraía yo el verano pasado. ¿Es grave?, doctor.

        Doctor.— No, es simplemente... eso, una simpleza.

        Txema. — ¿Una simpleza? Acaso es una simpleza que una persona escriba sus sueños en una obra de teatro?

        Doctor.— No, pero tú mismo lo has dicho. Es una obra de teatro. Algo ficticio, no es real. Está en tu mente.

        Txema.— !!! No está en mi mente !!!... Bueno, sí. Pero es real; está escrito en este papel, existe.

        Doctor.— Yo también estoy en este papel, existo, pero soy un pro teléfono, coche, TV, lavadora, tabaco... Sin nada de nada. Me estoy dando cuenta de que me explotas de mala manera.

        Txema.— Bueno, bueno, todo llegará. Yo he venido a la consulta no a hablar de tu status social. En definitiva, ¿Tú crees que es grave?

        Doctor.— No es grave si tú no quieres. Sólo tienes que hacer que X derrote a H, o al revés. Esto haría que te identificases sólo con uno de ellos y te evitarías los problemas de conciencia que te produce el otro.

        Txema.— ¿Y si gana el que no es mi preferido? Por ejemplo: mis simpatías son para H. ¿Y si cae derrotado por X? Sería un desgraciado toda mi vida.

        Doctor.— No, desde luego H no tiene mal rollo, pero de ti depende quién será el vencedor. Yo te aconsejo sobre lo que puedes hacer, pero no puedo ayudarte a hacerlo. Pregúntale a un psicoanalista.

        Txema.— ¿Un psicoanalista? ¿Qué es un psicoanalista? Me dijo Rosi... ¿Conoces a Rosi?

        Doctor.— No.

        Txema.— Bueno, pues me dijo una tal Rosi lo que era un psicoanalista, pero no le entendí nada.

        Doctor.— Pues no sé qué puede ser. A mi me pagas como doctor, no como diccionario.

        Txema.— Ya; y si voy donde un psicoanalista lograré que H venza a X?

        Doctor.— Posiblemente.

        Txema.— Y de ser así, ¿encontraré la felicidad?

        Doctor.— Depende ¿Qué entiendes por felicidad?

        Txema.— No sé. No la he visto nunca.

        Doctor.— Quizá sea conocer una chica que te comprenda, que se compenetre contigo, os ameis, en definitiva, tu chica, e incluso haríais "juegos prohibidos". ¿esa tu felicidad?

        Txema.— Puede que sí, con amarnos nos bastaría, aunque la nuestra no iba a ser una vida de convento.

        Doctor.— ¿Ah, no? Dime, ¿y qué ibais a hacer fuera del convento?

        Doctor.— Tú me has hecho así. Soy un producto de tu mente.

        Txema.— Pero yo te he hecho para que me ayudes. No para que me des soluciones falsas.

        Doctor.— ¿Y qué quieres que te dé con lo que me pagas?

        Txema.— No debí inventarte. Sólo me traes problemas monetarios. Debí crear un psicoanalista. Pero cómo voy a crearlo si no sé lo que es.

        Psicoanalista.— Te advierto que nosotros cobramos mucho más que un' simple médico de cabecera.

        Txema.— ¿Sí? ¿Y no podrías hacerme un descuento por pronto pago?

        Psicoanalista.— Lo siento, las tarifas son las tarifas y no admitimos descuentos ni propinas.

        Txema.— Oye, y de paso que estás ahí, me puedes decir qué eres.

        Psicoanalista.— Un psicoanalista.

        Txema.— Ya, lo que quiero saber es qué es un psicoanalista.

        Psicoanalista.— Eso te costará dos mil pesetas.

        Txema.— Vaya. ¿No te conformarías con diez duros? Si los plantas en un tiesto te saldrá un árbol que te dará como fruto muchos duros, cantidades industriales de duros.

        Psicoanalista.— ¿Sí?

        Txema— Seguro.

        Psicoanalista,— Voy enseguida a preguntarle a un botánico si se puede aplicar esa fórmula a los billetes de cinco mil. Chao.

        Txema.— Adios.

                !Qué gente! Se creen que por haber hecho el vago en siete

                años de carrera pueden cobrar ahora lo que les da la gana.

                Eh, Doctor ¿Estás ahí?

        Doctor.— Sí.

        Txema.— ¿Donde?

        Doctor.— Aquí.

        Txema.— Ah.

        Doctor,— Oye, ¿qué es un botánico?

        Txema.— Un experto en botas.

        Doctor..— ¿Katiuskas?

        Txema.— No, de beber.

        Doctor.— No sabía.

        Txema.— Claro, eres un doctor no un diccionario.

        Doctor.— Oye, te veo muy deprimido.

        Txema.— Nadie me ayuda en mi problema. ¿Cómo quieres que esté?

        Doctor.— Mira, te invito a comer.! Me han dicho que en el restaurante chino de la calle Badaya te dan de comer mucho mejor, más cantidad y a menos precio que en el de la Avenida.

        Txema.— ¿Ein? ¿Y se puede saber quién te ha dicho todo eso?

        Doctor.— Marimar.

        Txema.— ¿Conoces a Marimar? ¿Qué Marimar?

        Doctor.— Marcos.

        Txema.— ¿También conoces a Marcos?

        Doctor.— No, Marimar Marcos Urrea.

        Txema.— ¿Y de qué la conoces?

        Doctor.— No, la conoces tú. Lo que pasa es que yo estoy en tu mente, y tienes ahí tal follón que todo se te mezcla.

        Txema.— ¿Y qué más sabes? ¿Eh?

        Doctor.— !Oh! Nada.

        Txema.— ¿Nada?

        Doctor.— Nothing plus.

        Txema.— !!!Sabes inglés y latín!!!

        Doctor.— Un poco. Aunque el latín se te da francamente mal.

        Txema.— !Oh no! Más líos. Tendré que empezar por reconstruir mi mente.

        Doctor.— Bueno, dé jalo ya. Hala, vamos a comer que te invito. Yo voy a pedir ensalada de frutos secos Schuchang, marchoso rollo de primavera y cerdo agridulce con su nabo chino. !Huuuummm! !Qué bueno! Y tú ¿qué vas a comer?

        Txema.— Oye, eres un chollo de médico. Haces horas extras para pasarme la consulta y encima me llevas a comer al chino. Dime, ¿qué tendré que empeñar para pagarte la factura a fin de mes?

        Doctor.— Sorpresa, sorpresa.

 

PHIN

 



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